Escoger la moto enduro adecuada para nosotros es un proceso complejo. De nuestra elección dependerá en buena parte nuestro éxito en el enduro, una competición en la que se pone a prueba nuestra resistencia. Nuestra capacidad para manejar la moto quedará anulada por una elección inadecuada. Así que hemos de informarnos bien y tomarnos tiempo antes de decidirnos. En unComo.com te ofrecemos todas las claves sobre cómo elegir una moto enduro.
Pasos a seguir: 1Luces. A diferencia de otras modalidades del motociclismo, es bastante común que las competiciones de enduro finalicen cuando la luz del sol ya se ha escondido. Así que debes procurar que tu moto tenga unas luces potentes.
2La clave de una buena conducción en cualquier tipo de vehículo es que nosotros dominemos a la máquina y no al revés. En una prueba tan exigente como el enduro esta afirmación es especialmente importante. Por eso, si nos iniciamos en este deporte, es mejor comenzar con una 125.
3¿Dos tiempos o cuatro tiempos? Si quieres una conducción con una moto que te responda al instante, sin duda, tu opción es la primera.
Por su parte, las cuatro tiempos son más suaves y, además, en el mercado hay muchos accesorios para modelar su comportamiento.
4En una moto enduro, el mercado de segunda mano es una opción segura, ya que los precios tienen una diferencia considerable respecto a las recién salidas de fábrica.
5Cilindrada. Si practicas enduro, seguro que quieres una moto lo más potente posible. Pero antes de lanzarte a comprar una 500, debes reflexionar acerca de los circuitos por los que vas a correr.
Debes valorar si el trazado te permitirá aprovechar esa potencia o si es preferible optar, por ejemplo, por una 250 de dos tiempos. Estas combinan una potencia aceptable con docilidad de respuesta: se adaptan a todo tipo de pilotaje.
6Arranque. Este es un punto importante a la hora de determinar cómo elegir una moto enduro. Si no somos muy duchos, mejor que optemos por una de dos tiempos. Las enduro de cuatro tiempos nos exigen algo de destreza para arrancar y, en medio de una competición, los nervios podrían jugarnos una mala pasada.