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El vehículo más rápido construido por el hombre

Continuamente aparecen noticias en los medios de comunicación que nos hablan de coches especialmente preparados para batir récords de velocidad, de trenes magnéticos que, se supone, alcanzarán a los aviones en cuanto a prestaciones, y de tantos otros artilugios móviles diseñados con la tecnología más puntera.

Sin embargo, hay una pregunta que no queda del todo clara. ¿Cuál es el vehículo más rápido construido por la humanidad? ¿Es un avión? ¿Una nave espacial?

El vehículo más rápido de la historia

Hasta hace pocos años, el vehículo más rápido construido por el hombre era la sonda Voyager I. Lanzada en 1977 con el objetivo de investigar los confines del Sistema Solar, en la actualidad se encuentra más allá de Plutón y viaja a una velocidad de 17.145 metros al segundo (61.722 kilómetros por hora) con el objetivo de atravesar la Heliopausa, el confín último sobre el que tiene incidencia nuestra estrella. Para que el lector pueda hacerse una idea, la sonda Voyager I se encuentra a más de dieciocho mil millones de kilómetros del Sol.

Sin embargo, hay otro vehículo que consiguió batir el récord. Se trata de la sonda New Horizons, lanzada en 2006 con el objetivo primario de llegar hasta Plutón y su luna Caronte, y el objetivo secundario de estudiar el Cinturón de Kuiper, un conjunto de cuerpos rocosos (asteroides y cometas) que se encuentran más allá de Plutón.

Alcanzó una velocidad máxima de 17.193 kilómetros por segundo, aunque ahora se mueve a 16.656 kilómetros por segundo, que no es poco.

La ausencia de la resistencia causada por el rodamiento o la atmósfera permiten a estos vehículos acelerar a velocidades astronómicas, cientos de veces superiores a las que alcanzan los aviones comerciales. Se propulsan inicialmente con motores y, posteriormente aprovechan la asistencia gravitatoria de planetas como Júpiter para alcanzar semejantes velocidades.

Aún viajando a esta velocidad, la sonda New Horizons no llegará a Plutón hasta el año 2015. El dato es escalofriante. Podemos hacernos una idea general de lo gigantesco que es el Sistema Solar, apenas un grano de arena si lo comparamos con el conjunto del universo.