Como padre, puede ser difícil notar la diferencia entre el comportamiento típico de un adolescente y una actuación más grave. Dado que algunos problemas de comportamiento de los adolescentes pueden ser peligrosos y tener consecuencias duraderas, es importante saber a qué se enfrenta. Aprenda a detectar comportamientos problemáticos y qué hacer si está preocupado por su hijo adolescente.
¿Es el comportamiento un problema?
Durante la adolescencia, los niños experimentan muchos cambios físicos y emocionales, que pueden resultar en cambios de humor, indiferencia y la necesidad de afirmar su independencia. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), estos sentimientos y comportamientos son una parte normal del desarrollo de su hijo y, de hecho, son esenciales para hacer la transición a una edad adulta independiente. Sin embargo, los CDC advierten que los problemas de humor, especialmente la depresión, pueden provocar problemas de conducta más graves en algunos adolescentes.
El Instituto de Salud del Comportamiento de Georgetown ayuda a definir la diferencia entre la rebelión adolescente normal y los problemas de conducta peligrosos. Si su adolescente muestra algunos o todos los siguientes síntomas, es una buena idea hablar con un profesional de salud mental sobre su comportamiento:
- Oculta cosas o parece reservado
- Se está desempeñando mal en la escuela
- Ha cambiado recientemente su grupo de amigos
- Parece muy inconsistente en su estado de ánimo
- Es deshonesto acerca de su comportamiento
- Participa en conductas de riesgo, como abuso de alcohol o drogas y sexo sin protección
- Exhibe síntomas de un trastorno alimentario
- Es un desafío a la autoridad
En última instancia, los comportamientos problemáticos son aquellos que pueden tener consecuencias negativas duraderas para su hijo.
Cinco problemas de conducta adolescente peligrosos
Los siguientes comportamientos pueden indicar un problema grave. Si nota que su adolescente está luchando con uno de estos problemas, comuníquese con un profesional de salud mental de inmediato.
Abuso de drogas o alcohol
Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, el 63,5% de los estudiantes del último año de secundaria informaron que habían consumido alcohol en el último año y el 36,4% dijeron que habían consumido marihuana. Estos números indican que el uso y abuso de drogas y alcohol es un problema continuo para muchos adolescentes, especialmente porque el cerebro de los niños aún se está desarrollando durante estos años. Hay algunos signos a los que debe prestar atención si sospecha que su hijo adolescente puede estar usando drogas y alcohol:
- Bajo rendimiento en la escuela
- Aumento de las posesiones ocultas y comportamiento reservado
- Cambios en el grupo de amigos
- Estados de ánimo inconsistentes
- Presencia de drogas o parafernalia de drogas en la habitación del adolescente
Para obtener más información sobre cómo los padres pueden ayudar con el abuso de sustancias en los adolescentes, visite Drugfree.org. Si tiene inquietudes sobre el uso de drogas o alcohol de su adolescente, hable con su adolescente y comuníquese con un proveedor de salud mental o con su médico de familia.
Exhibir síntomas de un trastorno alimentario
El Instituto Nacional de Salud informa que el 2,7 % de los adolescentes luchan contra algún tipo de trastorno alimentario grave. Este número es aún mayor para las adolescentes, el 3,8% de las cuales tienen anorexia, bulimia u otro trastorno alimentario. Aunque los trastornos de la alimentación pueden adoptar muchas formas y ser causados por una variedad de factores, hay ciertas señales que indican que su hijo adolescente puede estar en problemas:
- Delgadez extrema
- Usar ropa muy holgada
- Comportamiento reservado
- Cambios de humor intensos
- Falta de menstruación en niñas
- Quejarse con frecuencia de dolor de garganta
Si le preocupa la alimentación de su hijo adolescente y sospecha que tiene un trastorno alimentario, comuníquese con su médico de familia de inmediato. También es importante hablar directamente con su adolescente, pero prepárese para una reacción emocional. Su médico puede evaluar la salud de su adolescente y recomendar un tratamiento con un profesional de salud mental o un centro de tratamiento especializado.
Participar en sexo no seguro
Aunque la mayoría de los padres preferirían que sus hijos permanecieran célibes durante su adolescencia, el hecho es que casi la mitad de los adolescentes experimentan con el sexo en la escuela secundaria. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el 47,4% de los estudiantes de secundaria han tenido relaciones sexuales. De ellas, el 39,8% no utilizaba preservativo y el 76,7% no utilizaba algún tipo de anticonceptivo hormonal como la píldora anticonceptiva. Dado que las relaciones sexuales sin protección pueden provocar enfermedades de transmisión sexual y embarazos no planificados, este es un comportamiento problemático. Estas son algunas señales de que puede estar sucediendo:
- Relación seria con un miembro del sexo opuesto
- Mayor secreto sobre actividades y amigos
- Cambios en el grupo de amigos
- Varios socios diferentes en un corto período de tiempo
Como padre, es muy importante que hable con su hijo adolescente sobre el sexo seguro y le ofrezca consejos. También es esencial que escuche a su adolescente. Volverse sexualmente activo durante la adolescencia puede tener consecuencias tanto emocionales como físicas, y es posible que su adolescente realmente necesite su apoyo. Si se siente cómoda con la idea, también puede consultar a su médico de familia para que le aconseje sobre anticoncepción.
Parecer seriamente deprimido
Con los cambios hormonales y las presiones sociales que acompañan a la adolescencia, muchos adolescentes luchan con su estado de ánimo. Sin embargo, para algunos adolescentes, esta inestabilidad del estado de ánimo es más grave. Según el Instituto Nacional de Salud Mental, el 11% de los adolescentes padece un trastorno depresivo. Aquí hay algunas señales de que su adolescente puede estar entre ellos:
- Bajar en las calificaciones o en la asistencia a la escuela
- Cambios en los hábitos de sueño o alimentación
- Parece retraído o enojado
- Hablar de hacerse daño a sí mismo
- Dificultades para concentrarse
- Falta de interés en las actividades
- Parece tener menos energía
Si sospecha que su adolescente está gravemente deprimido, busque ayuda de inmediato. Puede comunicarse con su escuela o médico para obtener una recomendación local, o puede obtener ayuda de Mental Health America.
Participar en actividades delictivas
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los adolescentes representan alrededor del 10,2 % de todos los arrestos violentos. Si bien este número puede no parecer tan alto como el de otros problemas de comportamiento de los adolescentes, las consecuencias son muy graves. Estos adolescentes enfrentan consecuencias físicas, emocionales y legales de sus acciones. Aquí hay algunas señales de que su adolescente puede estar teniendo este tipo de comportamiento:
- Parece conflictivo
- Calificaciones y asistencia escolar más bajas
- Parece retraído
- Parece reservado sobre las actividades
- Cambia de grupo de amigos
Si le preocupa que su hijo adolescente esté involucrado en actividades ilegales, hable con los funcionarios de la escuela o de la estación de policía local. Un consejero de salud mental también puede ayudar a su adolescente a volver a la normalidad. Si su adolescente ha sido arrestado, Focus Adolescent Services recomienda que haga muchas preguntas y trabaje en estrecha colaboración con el trabajador social y el asesor legal de su adolescente.
Conoces a tu adolescente
Los años de la adolescencia son un desafío para todos los padres, y puede ser difícil diferenciar entre un comportamiento que es irrespetuoso y difícil y uno que es verdaderamente peligroso. En última instancia, sus instintos paternos serán su guía. Como su padre, usted conoce a su adolescente mejor que nadie y puede ofrecerle el mejor apoyo y consejo. Sin embargo, en los casos en que su hijo adolescente u otra persona puedan estar en peligro, siempre es una buena idea hablar con un profesional de la salud mental, un médico o un educador.