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Cómo aceptar que los amigos van cambiando con la vida

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Aceptar que los amigos van cambiando a medida que nos hacemos mayores puede no ser tarea fácil. Aunque es natural que pase, no siempre lo vivimos desde la aceptación, sino que a veces puede aparecer un sentimiento de tristeza y nostalgia. Y es normal. Es así, los amigos van y vienen. Claro que los amigos de verdad perduran con los años, pero a veces, aquellos amigos que siempre hemos considerado “para toda la vida”, también se van, o esa amistad adquiere una forma nueva -una que no nos aporta tanto, que nos gusta menos-.

Entre las causas de ello están las propias dinámicas vitales; el cambio de ciudad, de trabajo, las nuevas obligaciones y responsabilidades, la pérdida de contacto con el tiempo, la distancia, el tiempo, otros cambios importantes en la vida, cambios en nosotros mismos (crecer de forma diferente a nuestros amigos…), madurar, pero, entonces, ¿cómo podemos enfocar esta situación?

La amistad y el cambio

Las relaciones y las personas no siempre evolucionan hacia donde nos gustaría. En más de una ocasión nos tendremos que enfrentar al desafío de aceptar que los amigos van cambiando con la vida. Sin embargo, esto puede ser doloroso y  frustrante. Aceptar estos cambios como parte de la vida también nos abren las puertas a nuevas amistades, nuevas oportunidades y nuevas vivencias. ¿Cómo empezar a aceptar esta situación?

Piénsalo: ¿esto es realmente nuevo para ti?

Si lo intentas ver con retrospectiva, y con la mente un poco fría, te darás cuenta de que seguramente la pérdida de esa amistad se ha ido produciendo con los años. No ha sido de ayer para hoy. Ha sido algo progresivo; tal vez ya no os veíais tanto, hablabais menos, cada uno se había ido a vivir a un lugar diferente…

Estas pequeñas cosas que van enfriando la relación. Quizás hoy te das cuenta de que todo ha cambiado, pero seguramente es algo que se ha ido gestando con el tiempo. Entiende las causas de todo ello y que probablemente se ha tratado de un proceso natural como la vida.

Aquí no hay culpables: soltar la rabia y la culpa

Recuerda que en esta situación no hay culpables y tampoco buenos o malos. Tan solo es la vida, con sus circunstancias, que va pasando. Intenta entender el sentimiento de culpa que tienes si lo sientes; ¿de dónde procede? ¿Puedes hacer algo para cambiar la situación? Cambia la culpa (algo pasivo) por la responsabilidad (algo activo).

Y, por otro lado, si sientes rabia, haz lo mismo; intenta averiguar de dónde procede. ¿Es realmente culpa, o tristeza? ¿Cómo puedes canalizarla de forma saludable?

Agradecer lo vivido

Al experimentar una pérdida, en este caso, la pérdida de una amistad, a veces nos sentimos como si este cambio en nuestra vida cambiara también cómo ha sido esta amistad.

Nada más lejos de la realidad. A ello puede ayudarnos el hecho de intentar recordar el pasado con alegría y agradecimiento, rescatando las cosas que nos sirvieron, aquello que aprendimos. Eso sí, siempre sin forzar nada que no sintamos; cuando estemos preparados. Para trabajar la aceptación, el agradecimiento de lo vivido es clave.

Aparcar el orgullo y retomar el contacto

Por otro lado, recuerda que las amistades se deben cuidar. Y a veces “no está todo perdido”; con esto nos referimos a que, si te apetece y así lo sientes, también puedes retomar el contacto con esas amistades con las que te has distanciado.

Haz esa llamada, envía ese WhatsApp. Sincérate. Puede que te hayan dolido ciertas situaciones o este distanciamiento. Puede que estés decepcionado con tu amigo o amiga. Abre tu corazón y aléjate del orgullo: ¿qué sientes? ¿Puede más el orgullo o el amor por esa amistad?

Hacer el proceso de duelo

Cuando las amistades cambian, o se “pierden”, y cuando no lo podemos (o queremos) cambiar, estamos en realidad ante un proceso de duelo. Es una pérdida, un cambio radical (o no tan radical) en nuestra realidad. Por ello, seamos consciente de que estamos en un proceso de duelo y no nos resistamos a ello.

Aprender a vivir nuevas realidades y despedirnos de amigos que han sido muy importantes para nosotros no es fácil. Pero es necesario para sanar y volver a conectar con nuestra vida presente, la única que existe ahora.

Aceptar que los amigos van cambiando con la vida

Aceptar esta situación es un auténtico reto. Pero recuerda que a veces no se trata de resignarse, sino de ver qué puedes hacer para cambiar la situación. Habrá amistades que realmente habrán cambiado o que se habrán perdido. Y forma parte de la vida.

Pero otras que podrás recuperar, si te das la oportunidad de abrir tu corazón a esa persona y volverla a contactar. Es importante que seas honesto contigo mismo y que diferencies una situación de otra. Soltar lo que ya fue para aprender a recibir, aceptar lo que es y seguir cuidando las amistades que, aunque se resientan con los años y la vida, quieres seguir manteniendo en tu vida.