Hasta hace solo unas cuatro o cinco décadas, los hijos únicos eran una rareza. La mayoría de las familias se tomaban en serio aquello de “creced y multiplicaos”. Incluso, no se le daba mucho sentido al hecho de formar una familia para tener solo un hijo. Esto llevó a que se crearan una serie de prejuicios en torno a quienes lo eran.
Debido a factores económicos y sociales, y en particular a los cambios en el rol de la mujer, la tendencia se está revirtiendo. Si los hijos únicos antes eran una excepción, ahora son más bien la regla. Se cree que hasta el 40 % de los hogares en el mundo tienen un solo hijo en la actualidad.
También se ha evidenciado que a mayor nivel cultural y social de los padres , menor es la cantidad de hijos que tienen. Esto les da una leve ventaja a los hijos únicos, que suelen disfrutar de más estímulos y una posición socioeconómica más estable. Veamos otras curiosidades acerca del tema.
Los hijos únicos tienen un desarrollo cerebral diferente
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de China y publicado en la revista Brain Imaging and Behaviour encontró que los hijos únicos podrían tener un desarrollo cerebral diferente al de los niños con hermanos.
En la investigación se examinó a 303 estudiantes, de los cuales 170 eran hijos únicos. A todos se les hicieron exámenes psicológicos, psicotécnicos, además de una resonancia magnética para estudiar su cerebro. Así se encontró que los hijos únicos tenían más materia gris en el lóbulo parietal.
Lo anterior estaba asociado a una mayor agilidad mental, planificación y habilidad con el lenguaje. Así mismo, parecían gozar de más creatividad e imaginación. Por contrapartida, eran más dependientes y tenían menos habilidades sociales que los que habían crecido con hermanos.
El estudio señala que los pequeños que crecen solos deben ser más imaginativos y activos a la hora de jugar. No cuentan con compañeros de aventura y esto los lleva a desarrollar más su creatividad. Así mismo, como interactúan menos con otros niños y más con adultos, esto parece darles una ventaja en materia lingüística.
Otros estudios sobre los hijos únicos
Hace unas cuentas décadas se veía a los hijos únicos como un problema en sí mismo. Se pensaba que, en cualquier caso, serían chicos tiranos y muy difíciles de educar. Tanto es así que incluso se creó una asociación para la defensa de los padres de hijos únicos. Se llamaba “Crecimiento cero” y buscaba ayudar a los progenitores a “encarrilar” a estos pequeños.
Sin embargo, gracias a esa misma organización, comenzaron a realizarse estudios en diversas partes del mundo. La ciencia empezó a aportar datos que evidenciaban lo erróneo de esa percepción. Poco a poco recopilaron evidencias que apuntaban a que los hijos únicos eran distintos a los que tenían hermanos, pero no coincidían con el estereotipo.
En 2017, se publicó un estudio en el que se demostraba que, en general, los hijos únicos tienden a ser más inteligentes y también a tener mejores relaciones con sus padres que los niños con hermanos.
Así mismo, se encontró que estos niños tienden a parecerse más a los padres, que aquellos que crecen en una familia con muchos hijos. Esto se debe a que la interacción es más intensa y enfocada. Estos pequeños no cuentan con los posibles modelos que podrían ofrecerle los hermanos, sino solo con el que le brindan los padres. De ahí que la identificación sea más directa.
Otros datos curiosos sobre los hijos únicos
La verdad es que, si los hijos únicos tuvieran algún problema, no habría tantos hombres y mujeres célebres que crecieron sin hermanos. Dentro de ellos se encuentran figuras tan prominentes como Leonardo Da Vinci, Albert Einstein, Jean-Paul Sartre, Franklin Delano Roosevelt y Charles Lindbergh, entre otros.
Sin ir muy lejos, 20 de los primeros 23 astronautas enviados al espacio eran hijos únicos. También lo eran una gran cantidad de figuras del espectáculo como Marilyn Monroe, Al Pacino y Brooke Shields. Así mismo, otros como Leonardo DiCaprio, Robert De Niro y Alicia Keys.
Por supuesto, también habrá muchas figuras famosas y celebridades que crecieron con hermanos. Lo cierto es que no parece haber ninguna diferencia radical entre tener una familia en la que solo hay un hijo y otra en la que hay muchos. Todo indica que es la genética, el estilo de crianza y las experiencias personales lo que moldea a cada individuo.