Crecer con un padre con una enfermedad mental plantea muchos desafíos, que a menudo incluyen cuidar de tu padre, dar sentido a tu realidad y sentirte aislado. Pero una dificultad importante, y quizás menos comentada, es el estigma que rodea a la enfermedad.
¿Cuáles son las experiencias de estigma para quienes tienen un padre con una enfermedad mental? Esta fue una pregunta central de un estudio dirigido por Andrea Reupert de la Universidad de Monash en Australia y sus colegas. Para hacer esta indagación, ella y su equipo llevaron a cabo un metanálisis de investigación con este enfoque específico. Peinaron la literatura en busca de artículos relevantes y, en el recuento final, analizaron 58 estudios para comprender mejor este fenómeno.
Los resultados fueron, sin duda, desalentadores y quizás esperados. A continuación se proporciona una descripción general selectiva:
Definiciones de estigma. El estigma se entendía en gran medida en las familias como una “diferencia marcada” que otros percibían como negativa y que podía interiorizarse. También incluía nociones de que la persona con la enfermedad era responsable y se le culpaba de tenerla.
Antecedentes del estigma. Para los padres, el antecedente citado con mayor frecuencia tenía que ver con las normas sociales y culturales sobre la paternidad y, en particular, la maternidad. Además, las actitudes negativas generalizadas hacia las personas con enfermedades mentales y las suposiciones sobre sus capacidades, especialmente en lo que respecta a la crianza de los hijos, provocaron prejuicios y desigualdades.
Una segunda categoría de antecedentes fue la discriminación estructural, con especial respeto a la ley, la medicina y la educación. Por ejemplo, en el ámbito legal, la discriminación se reflejó en términos como "mente enferma", lo que sugiere que la enfermedad mental comprende el juicio general de una persona.
Experiencias de estigma para las familias. Los niños se sentían avergonzados de la enfermedad mental de sus padres. Experimentaron intimidación, culpa y aislamiento social, e hicieron grandes esfuerzos para ocultar la enfermedad mental de sus padres. Un descriptor común utilizado por los niños era que su familia era "diferente" a la de otras personas.
Los padres también se sintieron avergonzados o culpables por la forma en que su enfermedad afectó a sus hijos. También temían reacciones negativas y juicios hechos por otros, incluidos los servicios sociales y de salud. Muchos se culparon a sí mismos por no ser padres y ciudadanos más eficaces.
Resultados para padres e hijos. Un resultado importante del estigma tanto para los niños como para los padres fue el ostracismo público, que a menudo fue seguido por el aislamiento social. Los participantes fueron excluidos del trabajo, las amistades e incluso las actividades familiares. Para algunos, esto eventualmente condujo a la pobreza, un estatus social más bajo e incluso al suicidio.
Además, el estigma que rodea a las enfermedades mentales hace que sea menos probable que los niños y los padres busquen servicios de salud mental. En el caso de los niños, se les pidió que mantuvieran la enfermedad mental en secreto para evitar la vergüenza. Sin embargo, esto implicó omitir oportunidades sociales que fomentarían el desarrollo social, así como buscar ayuda de personas ajenas a la familia.
Los autores concluyen su artículo con una perspectiva que invita a la reflexión. Hasta que no abordemos los efectos estructurales del estigma para todos los miembros de la familia, las políticas y campañas de salud pública que alientan a hablar más abiertamente sobre las enfermedades mentales como un medio para educar a la sociedad en general no serán tan efectivas como nos gustaría.