Muchos padres trabajadores se ven obligados a confiar en los servicios del comedor escolar. Si bien es cierto que estos padres pueden sentirse un poco mal por dejar a sus hijos a cargo de otros durante todo el día, lo cierto es que en estos lugares el aprendizaje también forma parte del día a día; y es que todo no se aprende en las aulas. Sólo hace falta fijarse bien para saber cuáles son las ventajas del comedor escolar para nuestros hijos.
Pasos a seguir: 1Gracias a los comedores escolares y a la gente que trabaja en ellos, nuestros hijos aprenderán normas y hábitos de higiene. Sabrán que antes de comer es necesario lavarse las manos, que hay que comer sentado y con la boca cerrada, que no se debe levantar de la mesa si no hemos terminado de comer y que la comida se come con los cubiertos y no con las manos. Parecen normas básicas que podrían aprender perfectamente en casa, pero lo cierto es que en los comedores escolares existe un personal contratado exclusivamente para que estos hábitos queden bien claros.
2Es también muy importante el aprendizaje de las rutinas y horarios establecidos para comer. En una casa, el niño quizá pueda sentirse desorientado, pues nuestro ritmo de vida no siempre es el mismo, e igual comemos a una hora o un poco más tarde. En los colegios, estos horarios están firmemente establecidos. Por tanto, los niños conseguirán aprender cuáles son los horarios correctos para comer. Además, aunque cada niño tenga su propio ritmo a la hora de comer, en estos comedores existe una hora de cierre. Si son demasiado lentos, probablemente tengan que quedarse hasta el final y ver como su plato se retira justo antes de ir a clase, sin tener tiempo de jugar un poco con sus amigos antes de entrar. Esto hará que poco a poco terminen cediendo y comiendo los alimentos aunque no sean de su agrado.
3Las dietas de los comedores suelen estar establecidas por nutricionistas. Por tanto, podemos estar completamente seguros de que nuestros hijos comerán de todo. Además, ellos mismos aprenderán que comer de todo tiene su recompensa, pues aunque no les gusten las verduras, si acceden a comerlas, probablemente tendrán un delicioso postre.
4Por último, hay que señalar que en el colegio, el trance de comer es mucho más natural. Son cientos los niños que están sentados en la mesa. Así pues, frente a la actitud negativa de no querer comer, contaremos con la imagen del resto de niños comiendo y el apoyo de los vigilantes o monitores de comedor que intentarán motivar a los niños.