¿Tu hijo es desobediente? Pues atento a este problema que afecta a más niños de los que crees y que puede traer consigo conflictos que afectan la dinámica familiar. La rebeldía frecuente es una conducta muy dañina para el desarrollo de tu hijo y provoca serios desajustes en la familia, generando tensión emocional, estrés y agresividad.
Por eso presta atención a los principales signos de esta conducta y ponte manos a la obra cuanto antes mejor. Para ayudarte en unComo.com te explicamos cómo tratar a un niño rebelde con una serie de pautas que te permitirán gestionar estas actitudes.
Pasos a seguir: 1Si tu hijo no hace caso de nada, protesta y hace lo que le parece sin obedecer o prestar atención a tus recomendaciones, estás ante un problema que requiere soluciones. Si esta conducta persiste puede degenerar en un trastorno negativista desafiante, según información de la Sociedad Española de Pediatría, una conducta que dificulta enormemente la educación tanto de los padres como de los profesores.
A pesar de que pueda parecer difícil, es importante saber que se puede conseguir cambios en la conducta del infante, pero hay que implicarse plenamente en ello.
2Lo más importante es identificar si tu hijo es desobediente y sobre todo, saber si su comportamiento puede ser un problema a largo plazo. Los profesionales dicen que a partir de los dos o tres años ya son visibles estas perniciosas conductas y son mucho más comunes en niños que en niñas. El patrón de conducta es una desobediencia, rebeldía y hostilidad constantes hacia cualquier figura que implique autoridad (padres, hermanos mayores, maestros), se trata de un comportamiento que genera importantes problemas en el colegio y en la vida familiar, por lo que cuanto antes lo atendamos mucho mejor.
3Una de las mejores técnicas para tratar a un niño rebelde es motivarlo. Las terapias más eficaces son las que se orientan a estimular la motivación con el refuerzo de los aspectos positivos y el castigo de los que sean negativos.
Para cambiar esa conducta negativa, los psicólogos recomiendan una actitud colaborativa. Debes dejar que tu hijo se exprese y conocer sus preocupaciones más profundas, y después explicarle con tranquilidad las consecuencias de su comportamiento. Lo ideal es conseguir llegar a un acuerdo tras esta conversación, es decir, buscar la manera de pactar con tu hijo.
4Intenta no perder nunca los nervios ante la rebeldía de tu hijo, aunque sea muy difícil. Controla tu enfado todo lo posible, porque sino serás incapaz de encontrar solución al problema. Una técnica útil es ponerte a la altura de tu hijo y que haya contacto visual constante y directo, desde esta posición debes decirle con firmeza que su actitud no la puedes aceptar.
Otro aspecto clave para no fomentar la rebeldía es establecer rutinas que tu hijo pueda cumplir. Mantén un horario y un ritmo de vida estable para corregir su desobediencia, procura que tu hijo tenga una vida ordenada, porque sino será imposible que siga normas en la vida. Un día a día con horarios establecidos para comer, jugar, hacer los deberes,descansar y demás, fomenta el equilibrio.
5Las normas y los límites son básicos para establecer las barreras entre lo que se debe o no hacer, deben ser razonables, muy claras y adaptadas a la edad de tu hijo. No puedes exigir más de lo que tu hijo puede hacer y debes explicarle el porqué y el beneficio de cada norma. Además, las órdenes hay que saber darlas, como padre debes adaptar las peticiones al ritmo de tu hijo y asegurarte de que las cumple.
Y por último, el refuerzo positivo es clave para cambiar comportamientos. Con los premios tu hijo comprenderá y dejará de realizar todas las actitudes que resulten indeseables. Debes recompensar su buena actitud con apoyo, cariño y palabras de agradecimiento.