Es importante ser responsable, por supuesto. Significa que eres confiable, comprometido y cariñoso. Pero, para algunos, es demasiado fácil balancear el péndulo y volverse excesivamente responsables, y es aún más fácil volverse demasiado responsables si experimentaron negligencia emocional en la infancia.
Los sentimientos como el entumecimiento, la vergüenza y la culpa son emociones comunes que informan las personas que sufrieron negligencia emocional. Pero el sentimiento de responsabilidad, porque generalmente se considera positivo, se pasa por alto. Sin embargo, puede arruinarte la diversión y agobiarte. Como cuando organizas una fiesta y sientes que es tu trabajo asegurarte de que todos la pasen bien. O cuando te encuentras arreglando la flojera de tu compañero de trabajo. O incluso cuando alguien más está luchando y quieres ayudarlo. Te sientes responsable de todo.
Sentirse responsable es común entre los adultos emocionalmente descuidados. Tal vez te has etiquetado a ti mismo como la persona con la que otras personas pueden contar, la persona a la que las personas pueden acudir si hay un problema, o simplemente la persona que siempre está dispuesta a dar. Con tanto dar, es probable que te pases por alto a ti mismo: tus sentimientos, tus necesidades, tus deseos. Y es oneroso.
¿Por qué sucede esto? Será útil comprender primero la negligencia emocional infantil.
¿Qué es el abandono emocional infantil?
Cuando hay una falta de conciencia emocional, validación emocional y sintonía emocional en el hogar de tu infancia, estos son los componentes del abandono emocional infantil.
La negligencia emocional no es nada que tus padres te hayan hecho. En cambio, es lo que ellos no hicieron por ti. Las emociones son un componente necesario de la vida, por lo que, cuando tus emociones no se reconocen en la infancia, puedes perderte una vida de conexión y comprensión.
Tus emociones están ahí para guiarte, conectarte y motivarte. Sin que tus padres te enseñen esto, puedes terminar sintiéndote confundido y desconectado de ti mismo.
El mensaje que has vivido sin siquiera saberlo es que tus sentimientos no importan. Debido a que creciste en tu familia emocionalmente negligente creyendo que eres menos válido que todos los demás, naturalmente aprendiste a sintonizarte con los sentimientos y las necesidades de quienes te rodean en lugar de las tuyas. Aquí es donde se desarrolla en exceso ese sentimiento de responsabilidad.
Responsabilidad y negligencia emocional infantil
Los adultos que sufrieron negligencia emocional comparten características comunes debido al impacto indeleble de la negligencia emocional. Hay cuatro temas que se destacan por sus vínculos directos con el sentimiento de un profundo sentido de responsabilidad.
1. Eres muy competente.
Es más fácil hacer que sentir. Aquí es donde las personas con negligencia emocional infantil prosperan. Sabes cómo cuidar las cosas. La gente acude a ti en busca de ayuda y tal vez se aproveche de todo lo que tienes para dar.
Mensaje excesivamente responsable: Es mi deber ser eficiente y productivo, sin importar cómo me afecte.
2. Tu enfoque está en el mundo externo.
Dado que tus emociones viven dentro de ti, puedes tender a evitarlas enfocando tu atención hacia afuera y lejos de tu mundo emocional interno. Es posible que te sientas incómodo cuando el enfoque se dirige hacia ti. Después de todo, tu mundo emocional es un territorio inexplorado.
Mensaje excesivamente responsable: Me centraré en los demás y me ocuparé de todo. No soy importante.
3. Descuidas tus propios sentimientos y necesidades.
Tratas tus sentimientos de la misma manera que lo hicieron tus padres, como si no existieran. Sin emociones que te guíen, puedes perderte de saber lo que te gusta o no te gusta, tus pasiones e intereses y, en última instancia, tu comprensión de ti mismo. Te quedas sintiéndote fuera de contacto con lo que eres.
Mensaje excesivamente responsable: No sé lo que quiero o siento, así que me aseguraré de que todos los demás sean atendidos.
4. Sientes que no eres lo suficientemente bueno.
Cuando los padres reconocen y validan tus sentimientos, te sientes válido y comprendido. Pero lo contrario también es cierto. Es posible que seas propenso a verte a ti mismo como menos en las relaciones. Asumir ese papel envía el mensaje: tus sentimientos y necesidades importan, las mías no.
Mensaje excesivamente responsable: Yo no importo.
Con los sentimientos y las necesidades de todos los demás en primer plano, un afán por ayudar a los demás en lugar de a ti mismo y creer que los demás son más dignos que tú, no es de extrañar que asumas una gran cantidad de responsabilidad. Crees que estás a cargo de ayudar a los demás a sentirse cómodos, felices, exitosos, saludables y satisfechos.
Es posible que hayas notado que aquí hay una dinámica de poder injusta en juego. ¿Qué hay de tu comodidad, felicidad, éxito, salud y satisfacción? Te estás perdiendo de tu principal responsabilidad: tú.
3 Pasos para sentirse menos responsable
- Concéntrate en tu interior. El primer paso para superar tu sentido de exceso de responsabilidad es sintonizarte con tus sentimientos y necesidades. Esto puede ser un desafío cuando estás tan acostumbrado a enfocarte en el mundo externo. Se necesita práctica y compasión, pero vale la pena. Prestar atención a tus sentimientos puede ayudarte a crecer y fortalecer tu comprensión de ti mismo.
- Priorízate a ti mismo. Te enseñaron erróneamente que tus sentimientos no importan. Si bien puede parecer cierto que eres menos válido que los demás, ¡no lo es! Tu nueva responsabilidad es contigo mismo: eres responsable de priorizar tus necesidades por encima de todo.
- Establece límites. Sal de ese rol de una sola vez y entra en la asertividad. Cuando puedes ser asertivo con los demás y comunicar tus sentimientos y necesidades con claridad, estás enviando el mensaje: mis sentimientos y necesidades importan, y los tuyos también. Es saludable y necesario establecer límites con los demás.
Es simplemente imposible ser responsable de todo y de todos, pero es completamente posible y saludable ser responsable de uno mismo. Tómate un tiempo para evaluar qué responsabilidades tienes, y estoy seguro de que encontrarás que la mayoría no te pertenecen.
Tu capacidad para identificar, responder y satisfacer las necesidades de los demás a tu alrededor es una habilidad extremadamente valiosa. Pero esta habilidad se desperdicia si te descuidas en el proceso. Es posible tomar conciencia de tus propias necesidades, y con eso viene una conciencia nueva y equilibrada de tus responsabilidades. Imagínate cuánto más satisfactoria puede ser tu vida si también se satisfacen tus necesidades.
© Jonice Webb, Ph. D.